Mariposas en el estómago y la estupidez juvenil.

La mujer con la que comparto mis venturas y desventuras me lleva de la oreja al teatro constantemente, no entiende cómo un burgués no se emociona hasta las lágrimas por una obra de teatro. (Bueno , me detengo para aclarar en que el teatro es un desborde de sentimientos y según el psicoanalista que no pago y no veo, me dice que es una cuestion regresiva en rechazo a los sentimientos como consecuencia de mi infancia). Mierda, todo se reduce a la infancia.

O sea, somos una fruta que se fue echando a perder entre los 4-8 años. De haberlo sabido, le saco la lengua a mi maestra de kinder y le escupo a Cuau (ya saben, el tipo que trata siempre de robarte tu lunch).

Y ahora, viendo "Otra vuelta de Tuerca" he entrado en una parte linda en mi vida. Digamos que me sorprendo otra vez. (La obra es excelente, tengo que usar estas líneas también para recomendar y no dejar que sea un desperdicio de letras) .

Me sorprendo porque para hacer teatro, sólo se necesita un pequeño foro , unas butacas , un escenario , un par de actores , y ganas de sentir.

Sentir. Qué cagado suena la palabra "sentir." Sentir tiene que ver con tocar, con comer, con ver, con las mariposas en el estómago, con oler, con un chingo de verbos que confluyen en la primera persona.

Hoy estoy empezando a sentir otra vez, no sólo porque vi una obra, ya que sería tan estupidamente juvenil decir que la "obra me cambió la vida, gueeeey." CLARO QUE NO, es una afirmación pendeja. Se han dado cosas en mi universo que han hecho que reencuentre a un pendejo insensible , guevón y bueno para nada... A MÍ.

Simplemente quiero que en mi vida , pasen cosas como en el teatro, y en un futuro decir:
ESTA VIDA, CAMBIÓ MI OBRA.